21n: ¿arderá Colombia?

Por Frente de Liberación Animal

Mientras a tantas ciudades del mundo les dio por cambiar destrozos por causas políticas, con serias consecuencias, en Colombia comienza a movilizarse la gente. En el metro de Medellín se captura a un joven por pintar esto:

Foto El colombiano

El ambiente se prepara pa el paro del 21 de noviembre. Las redes y paredes se han llenado ya de pancartas, pues la movilización nace sobre todo allí. Es bueno recordar que las marchas en colombia tienen casi siempre este aspecto:

 

Marcha Zombie en Bogotá

Pero sabemos que en Colombia las cosas pueden ponerse…

Protestas Barbosa 2013 Archivo AMA

Los franceses, tan entregados a la buena literatura, nos dejaron ese manifiesto titulado “Ahora” (2018), del que vale la pena leer algunos apartes. La protesta social en sí muestra allí un devenir novedoso con esas palabras sobre “El cortejo de cabeza”.

Cita:

Mientras que el cuerpo social hace agua por todas partes, incluyendo el viejo cuerpo de encuadramiento sindical, pareció evidente a todo manifestante vivo que los desfiles «arrastrando los pies» incumbían a la pacificación mediante la protesta. Así vimos agregarse, de manifestación en manifestación, como cabeza de las marchas a todo aquello que intenta desertar el cadáver social para no contraer su pequeña muerte. Esto empezó con los estudiantes de Liceo. Después todo tipo de jóvenes y de menos jóvenes, de militantes y de inorganizados, vinieron a engrosar sus filas. Para acabar, durante la manifestación del 14 de junio, secciones sindicales enteras, hasta los descargadores de Le Havre, se sumaron a una cabeza de manifestación incontrolada de 10 000 personas. Sería un error ver en la toma de la cabeza de estas manifestaciones una especie de revancha histórica de aquellos que, «anarquistas», «autónomos» y otros habituales de los finales de la manifestación, se encontraban tradicionalmente en la cola de las marchas para entregarse a escaramuzas rituales. Lo que pasó allí, como de forma natural, es que un cierto número de desertores crearon un espacio político en el cual componer su heterogeneidad, un espacio ciertamente efímero, ciertamente organizado de manera insuficiente, pero en el que era posible sumarse y, durante una primavera, realmente existente. El cortejo de cabeza se conformó como el receptáculo de la fragmentación general. Como si, tras perder toda fuerza de agregación, esta «sociedad» liberaba en todas partes pequeños núcleos autónomos, territorial, sectorial o políticamente situados, y que estos núcleos habían conseguido por primera vez agruparse. Si el cortejo de cabeza consiguió finalmente imantar una parte no despreciable de quienes combatían el mundo de la ley Trabajo no es porque toda esta gente se habría vuelto súbitamente «autónoma» —esto lo testimonia de manera suficiente la multiplicidad de sus componentes—, es porque tenía para sí, en situación, la presencia, la vitalidad y la verdad que le hacían falta al resto.

 

 Mero panfleto.

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