Medellín, ciudad de ilusión
El extractivismo urbano en todos los municipios del Valle de Aburrá toma la forma de un incremento brutal de la construcción de centros comerciales, parqueaderos, torres de apartamentos y vías; se ordena el territorio según las necesidades del capital. El discurso ambiental de la burguesía antioqueña, que controla cada una de las alcaldías de los municipios del Área Metropolitana, convierte la fantasía en realidad y lo que es real en una fantasía.
Como en un espectáculo de magia, los contratistas constructores que ejecutan obras públicas y privadas crean una falsa realidad para el público. Las vallas que separan la fase actual en construcción de Parques del Río llevan estampadas hojas verdes que simulan una jungla y transmiten la ficción de una obra amigable al medio ambiente. Con hojas pintadas sobre láminas de aluminio se reemplazan los árboles reales, tan reales como los conocemos, como seres vivos, y se evita que la gente vea el desierto que es hoy lo que era una arboleda.
Los conjuntos de torres de apartamentos construidos en los municipios de Área Metropolitana se levantan sobre la destrucción de bosques urbanos y fuentes de agua, para luego ser nombrados con inscripciones que evocan la naturaleza: Pinares de, Palmares de, Sauces de, Arboleda de, Nogales de, Riachuelos de, Conjunto Campestre X, Aires del Campo Y, Colinas Verdes, etc. A esto se le llama transformismo: el pecado del ♫hacha que mis mayores me dejaron por herencia♫ es lavado con enchapes de fantasía en las fachadas de los edificios, evocando lo verde de ♫las montañas de mi tierra♫.
Parques del Río es el aporte de Aníbal Gaviria a una reciente tradición megalómana de gobierno en Medellín. Cada alcalde busca alcanzar su eternidad con alguna gran construcción como lo hacían los faraones egipcios. Son monumentos grandes y vistosos del tamaño de sus egos, que encajan bien en el modelo de ciudad extranjerizada, sometida a los intereses del turismo. A Fajardo se le ocurrió Biblioteca España, hoy en escombros, Luis Pérez inició la Plaza Cisneros (Parque de las Luces que ejecutó Fajardo) y habría que buscar más en la historia reciente.
En Envigado están construyendo el centro comercial VIVA, el más grande de Colombia. El Área Metropolitana ha autorizado la tala de más de mil árboles con el objeto de garantizar que los carros de los consumidores de mercancías puedan entrar allí sin congestión. VIVA estará en la misma zona en que actualmente se ubica el Éxito de Envigado, a dos cuadras de la estación del Metro. Los árboles recibieron como marca de la muerte un número pintado con aerosol desde finales de 2017, es necesario erradicarlos para que los clientes puedan llegar al Mall en sus carros, sin tener que usar el metro y caminar dos cuadras. Se nombra “VIVA” a un centro comercial erguido al pie del exterminio de más de mil árboles.
Como en un acto de ilusionismo, la obra que exige la feroz tala se llama: “Conexión Ecológica y Vial Distribuidora Sur” y consiste en la construcción de tres carriles extra desde Sabaneta hasta Envigado en la Avenida Regional, adjuntos a VIVA y Mayorca. Esta obra incluye una ciclorruta que la hace ecológica, su función principal es que los clientes más progresistas que sean socialmente responsables y con conciencia ambiental, puedan sentirse bien consigo mismos yendo en bicicleta al gimnasio o a tomar algo para pasar una magnifica tarde en el centro comercial. Los constructores y propietarios de la industrializada y comercial zona sur del Valle de Aburrá no tienen la culpa de que la mayoría de sus trabajadores vivan en Bello o en las periferias de Medellín y deban viajar en bus, moto o en metro, no pudiendo disfrutar la ecológica ciclorruta, erguida sobre la tumbada de más de mil árboles.
El dirigente liberal Eugenio Prieto Soto es el director de Área Metropolitana desde 2016. Ha logrado materializar su visión mercantil de la naturaleza: o es mercancía sobre la cual se puede obtener ganancia, o es obstáculo a su idea de desarrollo y por lo tanto debe ser erradicada. El Área Metropolitana del Valle de Aburrá no es más que la agencia ambiental de la burguesía antioqueña, por ello su función fundamental es dar un revestimiento de “sostenibilidad ambiental” a los emprendimientos de los grupos económicos que desean explotar el medio ambiente, el mercado y el trabajo de los habitantes de los municipios del Valle de Aburrá, al tiempo que concede autorización estatal para eliminar o contaminar toda fuente de vida que sea un obstáculo al capital: nacimientos de agua, árboles, la atmosfera misma.
El verdadero modelo de ciudad de la burguesía paisa está retratado en estos pasajes que acabo de presentar, se apoya en una relación feroz hacia el mundo natural y en el engaño fantasioso del amor por el verde de ♫las montañas de mi tierra♫. La extranjerización de Medellín (en realidad de toda el área Metropolitana) privilegia los intereses de capitalistas extranjeros y locales que se benefician de ella, por encima de la población trabajadora local. La Feria de las Flores es cultura que las alcaldías de Medellín y los empresarios han mercantilizado, esto es, han vuelto una mercancía, que como cualquier mercancía sólo es accesible a quien tenga con qué pagar; esto no suscita mayor resistencia de la población. El sentido de pertenencia paisa sobre su tierra y tradiciones se deja ver cómo lo que es: un mito.
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