Pacto Sin ImPacto

Por Ciudadanos por el Aire

El pasado jueves 1 de febrero, la Alcaldía de Medellín, el Área Metropolitana, la Gobernación de Antioquia, el Ministerio de Ambiente, la Procuraduría General de la Nación, representantes de todas las Alcaldías del Valle de Aburrá y las principales empresas del país, concejales, diputados, entre otros actores, se reunieron en el Jardín Botánico para firmar el Pacto por la Calidad del Aire del Valle de Aburrá.

El debate frente a la Calidad del Aire se viene dando desde hace algunos años en la ciudad, pues según un estudio financiado por el Departamento Nacional de Planeación, esta es la causa del 12,3% del total de muertes del Área Metropolitana (en cifras es lo mismo que 28 aviones del Chapecoense) y tiene unos costos estimados en 2,8 billones de pesos al año, equivalentes al 5% del PIB del Valle (Conoce el estudio de la DNP). Estas cifras deben ser alarmantes para nosotros como sociedad, y obligarnos a tomar acciones contundentes para limpiar el aire que respiramos.

Aplaudimos la intención de crear un Pacto por el Aire que involucre a diversos sectores de la ciudad, y resaltamos la gran cantidad de organizaciones participantes en el mismo; todas estas organizaciones fueron invitadas por la Alcaldía de Medellín a sumarse al Pacto a través de llamadas telefónicas e invitaciones virtuales, y ellas respondieron enviando sus propios compromisos. Sin embargo las organizaciones ciudadanas abajo firmantes nunca fuimos invitadas a ser parte del pacto; sólo recibimos invitación a asistir al evento de lanzamiento, sin siquiera conocer su contenido. Por esto nos atrevemos a aseverar que el Pacto Por el Aire fue un ejercicio excluyente que no abrió espacio a la diversidad de propuestas. A continuación planteamos algunas observaciones al mismo:

  • Este Pacto no plantea preguntas al modelo de ciudad, en muchos sentidos insostenible, que estamos replicando; no cuestiona ni sienta una posición frente a patrones de movilidad o intensidad del uso de combustibles: varias instituciones plantean compromisos interesantes en algunos de estos sentidos, pero no hay una línea conectora a lo largo del texto. Hoy el Área Metropolitana tiene problemas de fondo que requieren medidas inmediatas: un transporte de carga sin control y con tecnologías viejas, un sistema de movilidad que le sigue abriendo más espacio al vehículo particular, un transporte público deficiente y de baja calidad que ahuyenta sus clientes hacia las motos; estrategias que permitan repensar este modelo debería ser el corazón del pacto, pero no están consignadas allí.
  • Desde marzo hasta diciembre del 2017 el Ministerio de Medio Ambiente, el Área Metropolitana y varias organizaciones de la sociedad civil trabajaron en la construcción del Plan Integral de Gestión de Calidad del Aire (PIGECA). El Pacto no menciona el PIGECA como antecedente ni explica cómo se va a articular a este plan metropolitano.
  • Este pacto es muy similar al firmado en el año 2007: muchos de sus compromisos son etéreos, sin métricas, sin posibilidad de verificar su cumplimiento, llenos de verbos carentes de sustancia e impacto (“promover”, “participar”, “articular”, “socializar”, “fortalecer”, “reforzar”, “divulgar”), sin penalizaciones para quienes no cumplan con sus compromisos. Es muy probable que su impacto sea casi nulo, como lo fue el del pacto del 2007.
  • Ecopetrol fue la única organización que sí cumplió los compromisos del pacto de 2007 mejorando la calidad del combustible al pasar de suministrar un diesel con 5.000 partes por millón (ppm) de azufre a uno con 50 ppm. Bajar de 50 ppm a 10 ppm, como lo propone el nuevo pacto, tendrá un impacto marginal en la calidad del aire; la calidad del combustible es una falacia argumentativa para ocultar la responsabilidad del gobierno local en construir una ciudad más saludable y sostenible, debido en gran parte al excesivo poder de las industrias constructora y automotriz.

  • Aunque hoy la Alcaldía se empeña en mostrar a Ecopetrol como enemigo del aire, una fuente cercana al proceso reveló que Ecopetrol sí respondió al llamado del Pacto, pero sus compromisos y condiciones fueron desestimados por los organizadores. ¿Por qué?
  • La Normativa Europea sobre emisiones contaminantes es un estándar que define los requisitos técnicos que debe cumplir un motor para reducir las emisiones contaminantes; el Euro I es el estándar más bajo y el Euro V es el más alto. Según el AMVA hoy las motos son las aportantes del 15% del PM 2.5 que producen la fuente móviles, y mientras las ensambladoras locales se comprometen con llegar al estándar Euro III en 2020 (es decir que ahora funcionan con el estándar Euro II), en países que reconocen su problemática de contaminación exigen como mínimo Euro IV y para el 2020 esperan llegar a Euro V.

No es cierto que los diferentes movimientos por el aire nos dediquemos a criticar sin hacer propuestas constructivas, como algunos funcionarios públicos han insistido: al inicio de la Alcaldía de Federico Gutiérrez entregamos una gran cantidad de aportes al Plan de Desarrollo, algunos de los cuales quedaron allí consignados; durante las contingencias ambientales nos hemos movilizado para poner en la agenda pública el debate sobre la calidad del aire; a principios de 2017 entregamos al Concejo de Medellín un documento con más de 700 ideas generadas por la misma ciudadanía para buscar soluciones a esta difícil crisis en el aire que vivimos. Y desde mediados de 2017 venimos participando en la Mesa de Calidad de Aire que lideran el Área Metropolitana y el Ministerio de Ambiente. Seguiremos sumando y aportando por una mejor calidad de aire.

 

Firman:

 Como ciudadano me comprometo a velar y hacer seguimiento al cumplimiento del Pacto por el Aire, queremos una ciudad donde podamos respirar.

 

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