LIBERAR LA TIERRA Y EL CORAZÓN, LA MISMA COSA SON
Manifiesto por la Liberación de la Madre Tierra
En nuestro territorio urbano rural, nos han impuesto ritmos acelerados para ir por el mundo sin sentir ni pensar. Nos quieren esclavizar al individualismo y al miedo de una sociedad corrupta, gris y frívola. Por esto reconocemos como necesario que el ritmo de nuestros corazones esté sintonizado con el ritmo de la Tierra, debemos sentipensar de forma colectiva para hacerle frente al individualismo que representa el asfalto. Liberar la Tierra significa recuperar nuestras vidas, aprender a escucharnos y cuidarnos, para deshacer los valores ficticios de la modernidad y la colonialidad, y así comprender que son dos caras de la misma moneda; lo que implica liberarnos de las representaciones e imposiciones que promueven racismo, sexismo, machismo, clasismo, etc. No nos dejamos engañar con el discurso sofista de la democracia y el desarrollo neoliberal, construimos posturas políticas que le hacen frente a esas nociones violentas de las élites dominantes, queremos generar discusiones y acciones que problematicen la lógica de asumir al Estado y la democracia como las únicas herramientas para la transformación social.
Es por esto que reconocemos que Liberar el Corazón es la posibilidad de transformar nuestras realidades y subjetividades, es encontrarse en esta parte del camino y compartir con otras y otros, para cuestionar nuestro ser individual, para lograr hacer tejido comunitario, siendo conscientes de que cada hilo, cada nudo y cada hueco, es vital para el Buen Vivir en alegría y armonía con las comunidades y la Madre Tierra. Liberar el corazón es un llamado a aprender a soñar fines comunes y a la vez diversos, a atreverse a cuestionar el capitalismo, el desarrollo neoliberal y el Estado como el único horizonte posible de la historia que caminamos. Debemos seguir recorriendo los senderos de la armonía, la diversidad y la autonomía que nos den la fuerza para generar acciones directas que nos lleven a liberar nuestros territorios urbanos y rurales; esto nos da la consciencia y el sentir de poder sembrar en espacios abiertos, jardines, calles, zanjas, terrazas, mentes y corazones, alimentos para la tierra, el cuerpo y el espíritu. Esta es la fuerza que le ponemos a legitimar la siembra de alimentos en espacios públicos y comunes, es una forma de politizar la acción de sembrar, de convertirla en una práctica de resistencia al exterminio.
Nuestro reto es desaprender el racismo, el machismo y el clasismo hegemónicos que discriminan y subyugan a las subjetividades, las comunidades y a nuestra Madre Tierra, por eso debemos liberar el corazón y la tierra tejiendo lo comunitario para fortalecer la sustentabilidad de nuestras vidas a través de recuperar nuestro tiempo y nuestra fuerza, nuestros sueños y la posibilidad de pintar nuestra realidad, equilibrar la forma en que nos relacionamos con la Tierra para recuperar nuestros haceres y saberes ancestrales, con el fin de reflexionarlos, replantearnos y volver a mirar hacia dentro. Tenemos el reto de feminizar nuestros sentires y haceres para reconstruir la complementariedad fragmentada y desequilibrada, para cuestionar las maneras tradicionales coloniales de relacionarnos, romper las ataduras y auto imposiciones que no nos dejan sentir y hacer de manera armónica. Sentimos la necesidad de construir mundos colectivos donde compartamos alegrías y tristezas para atrevernos a soñar libremente y liberarnos del egoísmo, de los miedos y juzgamientos que nos habitan.
Las y los liberadores de la Madre Tierra en estas tierras que por estos tiempos llamamos Antioquia, estamos convencidas/os de que la suma de palpitaciones en resistencia recrea un festival de tambores que resuenan para liberarnos de este exterminio que el poder esgrime. Seguimos con la convicción de fortalecer las luchas colectivas para construir memorias y pensamientos libres y críticos que continúen abonando la rebeldía, en el camino a la dignidad y que nos permite ir en busca de nuestras raíces y volver a la Tierra en la juntanza mediante mingas, convites y acciones para seguir tejiendo vida y memoria en contraposición a la historia del desarrollo neoliberal, el control y la muerte.
El proceso de liberadoras y liberadores de la Madre Tierra en Antioquia, es una juntanza de diversos colectivos y personas que hemos recibido el llamado de sabiduría, unión y solidaridad con el proceso de resistencia milenario del pueblo Nasa que hoy está liberando a Uma Kiwe ante el monocultivo de la caña para la producción de etanol en el Cauca y el Valle del Cauca; mujeres y hombres con valor cortan la caña del capitalismo neoliberal para sembrar alimentos para la gente y compartirlos con los sectores populares en las ciudades en una sentida acción contundente, “Liberar la Madre Tierra y Liberar el Corazón, la misma cosa son”.
Se Libera la Tierra de agrotóxicos que envenenan, de los monocultivos del despojo, de la ilusión genocida y ecocida que afirma como única posibilidad de vida al capitalismo extractivista; se sabe que “entre rico y rico se lamen el hocico” para sostener el proyecto de muerte neoliberal, que siembra miseria para muchos y riquezas para otros pocos. Por tanto, el pueblo Nasa nos exhorta a sembrar comida para sembrar la vida, vida digna para nuestras comunidades, vida misma que queremos compartir en barrios periféricos y con procesos sociales y populares el próximo 30 y 31 de marzo en Tunja, Bogotá, Manizales, Calí, Armenía y Medellín.
“Esta comida que les vamos a compartir nos ha costado sangre”. Con estas palabras una liberadora abrió la Marcha de la Comida en Calí, en marzo de 2018. Se refería a los seis asesinados y más de 600 heridos que contabilizaba la Liberación en ese momento. En esa ocasión llegamos a la Universidad del Valle, a Agua Blanca y a Alto Nápoles, lugares en donde, al compartir la cosecha, logramos ver, sentir y palpar que el mundo nuevo soñado no era un sueño, que era pura realidad.
Para continuar caminando la palabra en compañía de nuestros compañeros y compañeras Nasa, les invitamos a sentipensar el latido de la Tierra y a vincularse activamente con sus conocimientos, experiencias y capacidades de gestión, así como con sus corazones, sus almas, sus estómagos, sus manos y pies, al proceso de articulación que en Antioquia está comprometido a sembrar, cosechar y compartir este sueño colectivo llamado Marcha de la Comida Medellín 2019, y abonar aquí en la Liberación de la Tierra y de nuestros corazones.
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