Sabanalarga en la incertidumbre

Caravana solidaria Abrazando el cañón del río Cauca Por Alianza de Medios Alternativos

 

Desde el lunes muy temprano salió de Medellín una delegación de estudiantes, sicólogos, periodistas y organizaciones sociales en caravana por los municipios afectados por el megaproyecto Hidroituango. La iniciativa parte desde el Movimiento Ríos Vivos al denunciar que los barequeros, pescadores y agricultores de las aguas arriba de la represa no han sido reconocidos por Empresas Públicas de Medellín como damnificados por la inundación inesperada de la represa, tampoco han sido atendidos por los organismos estatales para entregar ayudas o albergue.

Sabanalarga, un municipio pequeño en extensión y población, al norte de Antioquia, es uno de los que recibió el impacto de la tragedia ambiental. El comercio ha cerrado sus puertas y deambulan por las calles los cañoneros que fueron expulsados del río Cauca. Casi todos los habitantes conseguían el sustento barequeando en las playas del río, allí tenían sus ranchos donde pasaban meses enteros sin salir. El río los alimentaba, protegía y les daba el oro.

En el parque principal, instalaron una improvisada cocina, un fogón y algunas ollas que les permiten preparar los alimentos que entre todos recogen o que reciben de las donaciones de quienes entienden la tragedia y se solidarizan. La comida ya empieza a escasear. A esto se le suma la falta de servicio de agua en la que se encuentra el municipio desde el domingo por la noche. Las condiciones son precarias también para dormir, frente a la negativa del préstamo del coliseo deben pasar la noche sobre el frío piso de la Alcaldía o de las instalaciones de la oficina de EPM que se tomaron hace unos días. El hacinamiento es evidente y algunos solo cuentan con una cobija prestada.

Con tristeza recuerdan que el Cauca les proporcionaba todo, sentados en el parque muchos con la mirada perdida, empiezan a relatar como anhelan su vida pasada, un plato de comida a tiempo, el sonido del río, el sabor del pescado y la libertad de vivir del río que los vio crecer. “Aquí lo único que nos ha sobrado son humillaciones” dice Orlando Meneses un campesino de 69 años que perdió todo.

La caravana en su paso por Sabanalarga, realizó diferentes actividades que les permitieron sacar una sonrisa en medio de la angustia y la zozobra constante en la que viven. Los rumores por la llegada del ESMAD, van creciendo; desde la madrugada del martes se ha visto una mayor presencia del Ejército, quienes se instalaron a un costado de la cancha que EPM supuestamente donó al municipio, a la entrada del pueblo, aunque los habitantes hablan de que la Empresa no la ha pagado. Otra de las mayores preocupaciones de los afectados son sus hijos. Funcionarios de la institucionalidad les han advertido que  de continuar la situación, llamarán al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar para quitarles los niños con el argumento de que no tienen hogar ni estudio.

La última noche fue emotiva al ver proyectados en una pared sus propias historias y las experiencias de otros procesos de resistencia en el país. Despedirse de ellos no fue fácil porque arrojaron todas sus esperanzas en la delegación y abrieron sus corazones a aprender, participar y tratar de entender la difícil situación que están viviendo.

Las comunidades afectadas en Sabanalarga seguirán a la espera de soluciones para su situación, manifiestan que cualquier ayuda en alimentos, cobijas o enseres es vital. Quienes deseen solidarizarse pueden contactar al Movimiento Ríos Vivos Antioquia para entregar las ayudas.

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