La represa que ahoga la vida

Bibiana Ramírez – Agencia Prensa Rural

Desplazados del Cañón en Sabanalarga. Foto: Ríos Vivos

Las comunidades del cañón del río Cauca en Ituango alertaron hace años sobre lo inviable que era construir una represa en ese cañón tan potente, con un río indomable. Hoy los hechos les dan la razón y se están viendo las consecuencias. Empresas Públicas de Medellín tenía dentro de su calendario empezar a inundar el 1 de julio de este año la represa más grande del país y en noviembre generar energía. El 29 de abril se presentó la primera emergencia ambiental, donde uno de los túneles de evacuación de agua se derrumbó causando un represamiento aguas arriba y casi la total disminución del cauce aguas abajo.

Al siguiente día de la prematura inundación, fue impactante ver la imagen del Cauca casi seco por los lados de Caucasia, donde el río alcanza su mayor amplitud para luego desembocar en el Magdalena. O el famoso y antiguo puente Pescadero con el agua casi tapándolo. Ya el bosque seco tropical está talado y las comunidades han sido desterradas del cañón. EPM no esperaba que las secuelas sociales y ambientales se recrudecieran.

Bajo agua está quedando toda una historia de una población que vivió la violencia por décadas. En el cañón del río Cauca hay cientos de cuerpos sepultados y EPM no dejó que se escarbara esa verdad. También quedó sepultada toda una cultura cañonera, caminos, memorias ancestrales, plantas, animales y recuerdos que solo estarán en la memoria y en las lágrimas que por estos días han derramado los desterrados al ver cómo pierden sus enseres y sus trabajos.

Después de esa primera emergencia, llegaron otras dos en poco tiempo. El 30 de abril otro derrumbe siguió taponando el curso del agua. EPM en un comunicado informó que se debía a una falla geológica. Y el 7 de abril hubo otro derrumbe que taponó totalmente el túnel de desviación del río.

El 10 de mayo EPM citó a los medios a una rueda de prensa para informar de la situación y las decisiones. Lo primero era verter el agua por la casa de máquinas, una solución costosa y que deteriorará toda la infraestructura para la generación de energía. Por lo tanto no era posible entrar en ejecución en noviembre como lo tenían planeado. La empresa adjudicó la situación a una contingencia geológica imprevisible.

Derrumbe y agua represada. Foto: Nicolás Bedoya / Vela Colectivo

 

Tragedia ambiental

Una de las alertas que hizo el Movimiento Ríos Vivos en los inicios del proyecto fue que el territorio donde se realiza el megaproyecto tiene fallas geológicas muy antiguas, que los pobladores están acostumbrados a ver en épocas de invierno. Y por eso el mismo Movimiento denuncia que EPM no fue riguroso con los estudios ni con el material que quedó con la tala del bosque; ante la repentina inundación, este material puede ocasionar una contaminación mayor.

Tanto la inundación como la sequía en un mismo territorio hace que la fauna del bosque y del agua se vean afectadas. Abajo los peces quedan atrapados dentro del lodo y arriba los otros animales que no son de agua mueren ahogados. Ante esto el gerente de EPM Jorge Londoño De la Cuesta aseguró que “cualquier pez que se haya quedado atrapado en un charco, que no haya podido ingresar al flujo del río, es rescatado por un equipo puesto a disposición para esta labor. Se han rescatado ya más de tres mil especies y se han entregado a especialistas ambientales que hacen la evaluación médica y los vuelven a ubicar en los sitios establecidos para su hábitat. Hemos mantenido un control sobre el material flotante”.

Antes de empezar a talar el bosque EPM debió reubicar la fauna, la pregunta es: ¿Por qué todavía hay especies por ahí, o se obvió también este procedimiento? El agua ha subido 40 metros, por lo que gran parte de esas especies han emigrado a la parte alta de la montaña.

Tragedia social

Y los problemas sociales que se han desatado con esta emergencia son aún más graves. Primero porque el gerente de la empresa niega que hayan afectados: “EPM ya había adquirido todos los predios. No ha habido ningún desplazamiento. Los que estaban allí era de manera ilegal”.

Pero otra es la realidad de las comunidades. A muchos no les habían comprado los predios y hoy están llegando a municipios cercanos, desplazados y sin ninguna atención del Gobierno, pues las alcaldías dicen que EPM debe resolver.

Los habitantes aguas abajo, al ver la problemática decidieron movilizarse y protestar para exigir claridad ante la situación y una reparación de las pérdidas. Los pescadores, por ejemplo, perdieron su oficio. La respuesta fue el asesinato de dos integrantes de Ríos Vivos en menos de ocho días en Puerto Valdivia, a lo que ninguna autoridad se ha referido, por el contrario evaden el tema. Por ahora lo que más les preocupa son las pérdidas económicas.

Una historia entre miles

Blanca Oliva Gómez: Nació y creció en el Cañón, en la vereda Orobajo de Sabanalarga.

Desde pequeña nos tocó vivir seis desplazamientos, a mi padre lo iban a matar. En el primer desplazamiento le tocó perder 150 reses, quemaron todas las casas, cuando eso era la contrachusma. Cuando yo estaba pequeña volvimos al cañón, sin embargo nos volvieron a sacar que porque supuestamente nosotros teníamos armas, que éramos unos chusmeros. Nosotros éramos agricultores y barequeros. Mi papá tenía una finca en la parte alta de la montaña donde sembrábamos y la otra abajo, donde barequiábamos. Yo aprendí a lavar oro con mi tía Otila y nos compraba el oro el difunto Virgilio Sucerquia que era el último cacique Nutabe, que estaba viviendo en Orobajo y era esposo de una prima mía.

El 14 de agosto de 1998 hicieron la masacre en Orobajo y nos tocó salir desplazados nuevamente. Asesinaron a nueve personas. Murieron dos primos míos y Virgilio. Una tía mía se quedó cuidando los cuerpos para que los perros no se los comieran, porque toda la gente salió corriendo para el monte. Los enterraron con sábanas en el cementerio de Orobajo. Ya está inundado eso en este momento. La finca de mi padre nunca la compraron y ahora debe estar inundada también, la perdimos.

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