Por Claudia Serna

Colombia está adolorida por décadas de violencia, pero elige gobiernos que impulsan la matanza o que parece regocijarse en ellas.

Como se vio con el plebiscito, el pueblo ha rechazado la paz, rindiendo pleitesía a los agentes del Estado que están en función de los más poderosos, y en medio de la miseria, se contenta apenas con la sobrevivencia, cuando vive en un territorio que podría dar agua y comida a todos sus hijos.

Así en medio de la rutina, observa la muerte de tantos colombianos y es indolente al asesinato de los líderes sociales y defensores de Derechos Humanos que ante nuestra pasividad, valientemente retan al establecimiento para luchar lo que la Constitución ha invocado, porque no son reclamos ilegales ni injustos.

No es tontería lo que está pasando en Colombia, no es poco, y mientras seguimos pasmados viendo la TV, nos dirigiremos de nuevo a las urnas para votar por quien impulsa el saqueo de nuestras riquezas naturales y promueva la muerte de quienes luchan por la tierra. Así cada vez más lejos el sueño de ser un pueblo digno, autónomo y libre.

¿Cómo es posible que se sostenga una democracia en medio de tanta muerte?

Según la Defensoría del Pueblo, en 2018, “en promedio cada 48 horas fue asesinada una personas que trabajaba por los derechos humanos o era líder social”. En el período que va del 2010 al 2018 se han documentado 609 asesinatos de líderes sociales; después de iniciados los diálogos de paz los asesinatos aumentaron. En lo que va corrido de 2019 han asesinado 9 líderes sociales...